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Los radicales libres son moléculas cuyas cargas negativas y positivas no se encuentran neutralizadas interiormente como ocurre con la mayoría de otras moléculas. La presencia de uno o más electrones desapareados las vuelve inestables. Para estabilizarse,, buscan en otras moléculas los electrones que les faltan pero privando nuevamente de electrones a otras moléculas. Los radicales libres son moléculas cuyas cargas negativas y positivas no se encuentran neutralizadas interiormente como ocurre con la mayoría de otras moléculas. La presencia de uno o más electrones desapareados las vuelve inestables. Para estabilizarse, buscan en otras moléculas del organismo los electrones que les faltan, pero con ésto, despojan nuevamente de electrones a esas moléculas. La contaminación atmosférica, el humo del tabaco, los herbicidas, pesticidas y ciertas grasas son ejemplos de elementos que generan radicales libres cuando los consumimos o inhalamos. Cuando se acumula un exceso de radicales libres en el organismo, y este no es capaz de eliminarlos por completo, éstos, en su búsqueda de electrones, dañan o destruyen nuestras membranas celulares y también pueden alterar la información genética, aumentando con esto el riesgo de desarrollar diversas enfermedades. La acción de los radicales libres produce estrés oxidativo, que a su vez causa inflamación, envejecimiento celular prematuro y, en última instancia, enferedades crónicas. Los radicales libres también están asociados a enfermedades cardiovasculares por el daño que causan a las arterias por el colesterol "oxidado". Los antioxidantes son moléculas como: vitaminas, minerales, colorantes naturales, enzimas y otros compuestos vegetales que ayudan a eliminar los radicales libres y prvienen el estrés oxidativo, que es la causa subyacente de muchas enfermedades crónicas, como diabetes y cáncer. El mayor conocimiento de los beneficios del consumo de antioxidantes naturales ha llevado a un aumento en su consumo para proteger nuestro organismo de las consecuencias negativas de los radicales libres.
La chía, un cultivo antiguo y tradicional, es considerado un superalimento por las propiedades nutricionales de sus compuestos bioactivos: actividad antidiabética, anticancerígena, antihipertensiva, antimicrobiana, antitrombótica, antiinflamatoria y antioxidante. Diversas investigaciones han descrito a la semilla de chía como una excelente fuente de antioxidantes. Dos recientes revisiones científicas, describen la composición de estos compuestos bioactivos y su actividad antioxidante. Los resultados muestran el enorme potencial antioxidante de la semilla y de su aceite podría ser beneficioso para mejorar la salud y prevenir enfermedades crónicas.
En las semillas de chía, los compuestos fenólicos constan aproximadamente de ~98 mg de fenoles totales (GAE/100 g) en base seca, es decir un 8,8 % de su contenido son compuestos fenólicos. Entre estos se incluyen el ácido p-cumárico, ácido cafeico, ácido clorogénico, quercetina, ácido rosmarínico, cinámico, gálico, miricetina y kaempferol, los cuales están presentes en cantidades más significativas. Mientras que, las isoflavonas, la gliciteína, la daidzeína y la genisteína, se encuentran en menores cantidades menores. La actividad antioxidante de estos compuestos fenólicos ha sido bien documentada.
Los flavonoides son una subclase de los compuestos polifenólicos que se encuentran en las plantas. Se caracterizan por tener una cadena de 15 carbonos formada por 2 anillos de benceno (A y B) que se encuentran conectados por un anillo de pirano heterocíclico (C). Los flavonoides tienen diversas funciones bioquímicas, las que incluyen propiedades antiinflamatorias, antibacterianas, hepatoprotectoras, antioxidantes, anticancerígenas y antivirales. Además, son los principales responsables de dar color y sabor y de la prevención de la oxidación de grasas en los alimentos.
Los flavonoides de las semillas de chía, como el ácido cafeico, el ácido clorogénico y la quercetina, tienen un papel fundamental por sus propiedades anticancerígenas y antihipertensivas. Particularmente, el ácido cafeico y el ácido clorogénico tienen, además de sus propiedades antioxidantes al eliminar los radicales libres, previenen la peroxidación de las grasas y, por consecuencia, previenen el daño causado por los radicales libres en nuestro cuerpo.
La miricetina, el kaempferol y la quercetina, otros flavonoides presentes en las semillas de chía, también son relevantes por sus propiedades antioxidantes. Destaca la quercetina en su protección contra la oxidación de las grasas, proteínas y ADN.
Cuando las semillas de chía germinan, aumenta la concentración de los compuestos fenólicos y, por consecuencia, la actividad antioxidante. También aumenta el ácido gammaγ-aminobutírico (GABA),. GABA es un aminoácido no proteico que actúa como un neurotransmisor inhibidor en el sistema nervioso central y que posee diversas propiedades medicinales como actividad antiinflamatoria, hipocolesterolémica, antidiabética, reductora de la depresión y antiproliferativa contra las células cancerosas.
El potencial bioactivo de las semillas de chía se debe a compuestos fenólicos con propiedades antioxidantes. Los antioxidantes en las semillas de chía se encuentran tanto en forma libre como unidos a azúcares que tienen enlaces glicosídicos. Los tocoferoles, carotenoides, fitoesteroles y compuestos fenólicos presentes en las semillas de chía son los antioxidantes naturales, los cuales promueven beneficios y pueden contribuir a la prevención contra muchas enfermedades, incluyendo la diabetes, el Parkinson, el Alzheimer y varios tipos de cáncer. Además, la vitamina E, los taninos y los fitatos que se encuentran presentes en las semillas de chía también son compuestos antioxidantes.
El valor ORAC “capacidad de absorción de radicales de oxígeno” (Oxygen Radical Absorbance Capacity, en inglés) es un indicador del potencial antioxidante del material biológico. El valor ORAC se utiliza para evaluar cuántos radicales libres puede neutralizar una sustancia en particular. Cuanto mayor sea el valor ORAC de un alimento o suplemento, mayor será su capacidad antioxidante. Los investigadores que han estudiado la actividad antioxidante de semillas de chía han concluido que los polifenoles de las semillas de chía inhiben considerablemente los radicales libres, siendo su actividad antioxidante incluso mayor que la de muchas de las fuentes potencialmente fuertes de antioxidantes naturales. El valor ORAC de la semilla de chía se ha descrito entre 8000-15000 umol/TE, mientras que el del aceite de chía entre 960-1200 umol/TE.
Diversos trabajos de investigación han documentado la mayor actividad antioxidante de la chía, confirmando que la actividad de las enzimas antioxidantes (catalasa, glutatión reductasa, glutatión y glutatión peroxidasa) aumenta significativamente en sujetos alimentados con semillas o aceite de chía. Otros estudios han concluído que las semillas de chía además de tener una fuerte capacidad antioxidante, también pueden desactivar los radicales catiónicos ABTS, que son una forma de radicales libres. Los resultados de dichas investigaciones además muestran que las semillas de chía tienen más actividad antioxidante que las semillas de linaza.
La investigación científica también ha estudiado el efecto de los extractos de diversas semillas, demostrando que los extractos de semillas de chía pueden disminuir la concentración de los radicales DPPH y neutralizarlos en más del 70%, lo que demuestra su altísima capacidad antioxidante. Además, han descubierto que los extractos de semillas de chía bloquean la oxidación enzimática y pueden prevenir la peroxidación lipídica.
Los compuestos bioactivos presentes en semillas de chía no sólo se han relacionado con prevención, también con enormes beneficios terapéuticos.
Recientes revisiones científicas proporcionan nueva información sobre los principales compuestos fenólicos presentes en la chía como kaempferol, ácido cafeico, miricetina, ácido clorogénico y quercetina, los cuales, gracias a su alta concentración y actividad antioxidante, pueden contribuir en la prevención de enfermedades causadas por el estrés oxidativo y producir un gran impacto hepato-cardioprotector, antienvejecimiento y anticancerígeno.
Los resultados de dichos trabajos sugieren el uso de la semilla de chia, o sus extractos tales como aceite o harina, como fuente de antioxidantes funcionales en la dieta humana diaria.
En resumen, los flavonoides de las semillas de chía, como el ácido cafeico, el ácido clorogénico y la quercetina, son verdaderos aliados en la promoción de la salud. Sus propiedades antiinflamatorias, antibacterianas, hepatoprotectoras, antioxidantes, anticancerígenas y antivirales contribuyen a mantener nuestro organismo en un estado de bienestar y protegen nuestras células de posibles daños. Incorporar las semillas de chía en nuestra dieta puede ser una excelente manera de aprovechar estos beneficios para la salud.
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Referencias:
