Las moras crecen generosamente en Chile, desde las periferias urbanas hasta los rincones más remotos de nuestras zonas rurales. Son comunes a lo largo de caminos de tierra, cerca de cursos de agua como canales y esteros, y en terrenos no cultivados, mostrando su resistencia y facilidad para prosperar en distintos entornos. La temporada de moras abarca desde el verano hasta principios de otoño, período en el cual estos frutos alcanzan su máximo esplendor. La búsqueda de moras es una excusa perfecta para conectar con la naturaleza, respirar aire puro y, por qué no, prepararnos para el deleite culinario que estas ofrecen.
En un bol mediano, mezcla las semillas de chía con la leche vegetal. Asegúrate de revolver bien para que las semillas se distribuyan de manera uniforme.
Incorpora la miel y el extracto de vainilla al bol y mezcla nuevamente.
Cubre el bol con film plástico o una tapa y déjalo refrigerar por al menos 4 horas, aunque lo ideal es dejarlo reposar toda la noche. Esto permitirá que las semillas de chía absorban la leche y formen un pudding espeso y cremoso.
Si estás utilizando moras congeladas, permíteles descongelar a temperatura ambiente o en el refrigerador antes de usar.
Revuelve el pudding de chía para suavizar cualquier grumo. Reparte la mezcla en vasos o cuencos de servir.
Decora con moras silvestres encima y, si lo deseas, agrega unas hojitas de menta para darle un toque fresco y vistoso.
Para añadir un extra de nutrientes, considera esparcir un puñado de nueces o almendras picadas sobre tu pudding antes de servir.
Si prefieres una consistencia más suave, puedes ajustar la cantidad de leche vegetal según tus preferencias